Tengo un sobrino increible de 2 años y medio, y cada vez que lo veo me sorprendo por la espontaneidad y la transparencia con que vive su pequeña vida.
"Hola Joaquin, ¿me das un beso?"
(ignorado)
"Queres ir a la pileta con Rafa?"
"No con Rafa no"
No tiene problemas en decir la verdad. Hace que todo parezca tan sencillo. No le preocupa qué piensen los demás. No piensa en cuál es la manera correcta de tratar a cada persona para hacerse de una mejor reputación. Vive en un mundo mucho mas simple.
Me pregunto ¿cuándo nos volvimos los adultos tan rígidos y preocupados por nuestras apariencias?
En este mundo de las apariencias tenemos una especial dificultad en decir que no. Si un conocido te invita a una reunión de amigos en su casa y no tienes ganas de ir, en vez de decir simplemente "No, no quiero" seguramente inventas alguna excusa... "Tengo mucho trabajo", o "justo hoy es el cumpleaños de mi mejor amigo". Y lo interesante es que esa otra persona probablemente se da cuenta, pero no dice nada porque te sigue el juego.
En un mundo simple, tu jefe te invitaría a almorzar, tú le dirías que no, y ambos se irían tranquilamente por su lado olvidándose del tema. En el mundo de las apariencias tu jefe no te invita a salir a menos que ya esté muy seguro de que tú quieres almorzar con él, porque sabe que sino su pregunta te pondría incómodo, y te obligaría a inventar una excusa, y los dos se irían caminando preguntándose qué habrá pensado el otro. "¿Será que no quiere comer conmigo porque... x x x?"
Imagínate si todas las personas tuviéramos un globo sobre nuestras cabezas donde se reflejaran todos nuestros pensamientos. En una primera cita con una chica o chico no podríamos ocultar de ninguna manera nuestras intenciones. Cada uno se daría cuenta instantáneamente si el otro piensa que es atractivo o no, si está pensando tener sexo esa noche, si es solo una amistad, o si ya se imagina un matrimonio, 4 hijos y un perro. Tu jefe sabría que piensas que es un tonto. Tu mamá se daría cuenta que en realidad le quieres pedir perdón pero no te animas. Tu novia se daria cuenta que lo que te cocinó con tanto orgullo en realidad le encuentras un sabor raro.
Las peleas se resolverían mucho más rápido. Nadie podría guardarse sus verdaderos sentimientos adentro, y sería mucho más fácil ayudar a un amigo al saber qué es lo que realmente le preocupa. Aprenderíamos mucho más de nosotros mismos al saber cómo nos ven los demás. Los amigos serían realmente amigos, y a los otros los dejaríamos ir sin más...
Ahora piénsalo un segundo, desde el corazón. ¿Qué porcentaje de tus acciones se corresponden con el mundo simple y qué porcentaje con el de las apariencias? A mi me pasa, en muchas situaciones yo me debato entre esos dos mundos, y cada vez elijo qué hacer. Ser muy sincero difícil, pero cuando lo logro siento que me quité un peso de encima. Creo que vale la pena hacer el intento.
Seguro nos taparíamos las nubes de pensamiento y volveríamos al principio...somos seres del engaño y el pudor!
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